El coronel Rick Thomas, portavoz del Ejército de EE UU en Irak, anunció ayer que a partir de las cero horas de hoy será detenido cualquier iraquí que lleve armas en público o tenga armamento pesado escondido en su casa. Hoy acababa el plazo de 14 días para que los iraquíes entregasen voluntariamente sus armas, si bien podrán seguir teniendo aquellas que sean de calibre inferior a 7,62 milímetros, lo que incluye los Kaláshnikov.
La medida de control de armas entra en vigor mientras las fuerzas norteamericanas continúan su ofensiva contra los combatientes leales a Sadam Husein al noroeste de Bagdad. El coronel Thomas afirmó ayer que las fuerzas de la coalición no pretenden "desarmar a Irak, sino retirar las armas pesadas de las calles" y acabar con su venta ilegal. La amnistía concedida a los que las devolviesen durante las dos primeras semanas de este mes no parece haber tenido mucho efecto. Según las cifras de los militares norteamericanos, han sido entregadas "115 pistolas, 75 rifles semiautomáticos, 406 rifles automáticos, 45 ametralladoras, 152 granadas antitanque, 11 armas antiaéreas y 266 granadas y otros artefactos explosivos".
Ésta es sólo una pequeña proporción de las armas que circulan actualmente en Irak, un país donde es costumbre poseer armas, que lleva casi 25 años en guerra y vive en los últimos meses una aguda crisis de inseguridad. Muchos iraquíes, empezando por los jefes de las tribus, hacen de tener armas una cuestión de honor y no están dispuestos a ser desarmados por una fuerza extranjera como si fuesen, dicen, "palestinos, que sólo tienen piedras". El portavoz estadounidense no supo decir cuánto tiempo permanecerán detenidos los que violen esta norma ni bajo qué cargos serán juzgados. Las fuerzas de la coalición tampoco darán permisos de armas porque serían "rápidamente falsificados".
Motín carcelario
Las tropas estadounidenses llevan semanas decomisando armas y municiones en diversas ciudades y trasladando a los detenidos al centro de prisioneros del aeropuerto internacional de Bagdad y a la cárcel de Abu Gharib. En esta prisión, famosa por sus torturas en época de Sadam, murió ayer un detenido y otros siete resultaron heridos cuando trataban de escapar. Los presos arrojaron piedras y barras contra los guardias estadounidenses y éstos abrieron fuego.
El coronel Thomas anunció también que la Operación Ataque a la Península contra los focos de resistencia baazista continuará en el oeste del país. El jefe militar aseguró que se está reuniendo mucha información sobre "los miembros del antiguo régimen que están planificando los ataques", y aseguró que entre los detenidos tras la destrucción el pasado jueves de un "campo de entrenamiento terrorista", a unos 150 kilómetros al norte de Bagdad, había "fuerzas irregulares de muchas nacionalidades". Voluntarios de Arabia Saudí, Yemen, Siria y Sudán acudieron a Irak a luchar durante la guerra.
[Por otra parte, las tropas de EE UU han capturado al jefe de la Fuerza Aérea iraquí durante el régimen de Sadam, general Hamid Raya Salah al Takriti, que hacía el número 17 entre los 55 dirigentes más buscados, informa Efe. El anuncio ayer de esta detención, que hace la 31, coincidió con un nuevo mensaje atribuido a Sadam, esta vez en forma de carta manuscrita, en la que el dictador insta a los extranjeros a que abandonen Irak. La misiva fue reproducida por el diario árabe editado en Londres Al Qods al Arabi. Resulta difícil determinar la autenticidad del texto.]
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 15 de junio de 2003