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Johan Cruyff y Josep Lluís Núñez desatan la locura en el Miniestadi

A falta de un cuarto de hora para que se cerrasen las urnas, estalló la locura. La figura sudorosa de Johan Cruyff apareció en el Miniestadi y la masa, enfervorecida, estalló: "Johan, Johan", vociferaban más de un centenar de socios. Cruyff depositó su voto en la mesa 31, saludó y, atrapado por una nube de medios de comunicación y seguidores, enfiló entre empujones la salida para fundirse en un abrazo con Joan Laporta. "Espero que empiece un nuevo ciclo; ahora todo será diferente", señaló exhausto el holandés, sin revelar su voto y antes de señalar que no aceptará ningún cargo.

El fervor que despertó Cruyff hizo pequeñas las escenas que una hora antes había protagonizado Josep Lluís Núñez, su gran antagonista. Apareció el ex presidente para votar sobre las siete de la tarde en la mesa 77 y los gritos de "¡Presidente, presidente!" resonaron como en los viejos tiempos. Entre aplausos, saludos y abrazos, Núñez acompañó luego a su esposa a votar y se rindió a un baño de multitudes. "Eres el mejor presidente de la historia", le gritaban algunos socios. "No habrá ninguno como tú", añadían otros. Y Núñez, ocultando su emoción, acogía, gustoso, los halagos y los abrazos. Fue la evidencia de que el ex presidente sigue despertando pasiones y de que la nefasta gestión de su compañero de viaje durante muchos años, Joan Gaspart, ha acabado por magnificar su figura hasta cotas otrora insospechadas. Pero, fiel a la actitud que ha mantenido desde que abandonó la presidencia hace algo más de tres años, ni una sola palabra salió de su boca. Enfiló la salida, saludó a Jaume Llauradó, que se cruzó en su camino, y ni siquiera cuando un encuestador le abordó para conocer su voto quiso responder. "No te lo voy a decir, no te lo creerías", le contestó. Y, así, henchido de orgullo, el ex presidente abandonó el Miniestadi justo cuando el ex presidente del COI hacía su entrada. Sin demasiados miramientos ni secretismo, Juan Antonio Samaranch cogió una papeleta de Bassat y la depositó en la urna. "Lo he tenido claro desde el principio: yo voto por amistad", dijo después sin pronunciar el nombre del publicista.

Más discretos pero igual de reveladores fueron los movimientos de Joan Gaspart y Jordi Pujol. Gaspart se personó en el Miniestadi sobre las tres de la tarde, cuando la mayoría de periodistas y socios había aprovechado el rato para ir a comer. Pretendía el ex presidente pasar desapercibido. Sin embargo, en un arranque de sinceridad, admitió: "Si hoy estamos aquí es por culpa mía". Con discreción parecida votó Jordi Pujol. El presidente de la Generalitat se personó sobre las cinco de la tarde, sin previo aviso. Depositó su voto y se marchó sin decir palabra.

Ya conocidos los resultados, el publicista Lluís Bassat se alegró, en nombre de "la estabilidad del club", de que su adversario en la contienda electoral, Joan Laporta, hubiera salido elegido por mayoría absoluta y anunció que "si la nueva junta lo hace bien" no volverá a presentarse. "La gente ha votado un proyecto ilusionante como es traer a Beckham", valoró.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 16 de junio de 2003