La llegada del verano ha hecho que los madrileños nos enfrentemos con un problema añadido al calor. El tener las ventanas abiertas provoca, como mínimo, que suframos el ruido de esas infernales motos que van con escape libre o de esos camiones que aceleran en mitad del asfalto. ¿Se podría evitar este tipo de contaminación?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 16 de junio de 2003