La memoria es algo que no debe perderse porque en ello va el presente y futuro de nuestra democracia.
Los que insisten en que no hay que recordar es porque les interesa borrar la parte que hayan podido tener en una dictadura que torturaba y asesinaba a quienes pudieran ser contrarios al régimen del general Franco, que a lo largo de su caudillaje no cesó de encarcelar y fusilar a quienes osaban luchar por la libertad y la democracia. Fueron años muy duros en que las gentes se sentían amordazadas al no poder manifestar sus sentimientos contrarios a la dictadura franquista. Recordemos los tribunales militares que con la ley promulgada "contra la masonería y el comunismo" se juzgaba a los presos políticos, aplicándoles condenas que llegaban hasta la pena de muerte.El que escribe, a punto ahora de cumplir los 85 años, participó en la Guerra Civil española contra la sublevación fascista y en defensa de las libertades democráticas. Al finalizar la contienda en los frentes opté por continuar la lucha hasta dar con los huesos en el Penal Central de Burgos, donde me encontré con que el penal estaba lleno de compatriotas que cumplían altas condenas, en su mayoría comunistas.
Es vergonzoso que ahora, en democracia, el señor Aznar, presidente del Gobierno, utilice, cuando se refiere a Llamazares y a Zapatero, argumentos que en su tiempo utilizaba el dictador Franco, volviendo a extender el fantasma del comunismo e intentando hacer creer que ese entendimiento entre las dos fuerzas políticas significaría el rompimiento de la unidad de España.
Habría que recordar que al término de la guerra fueron los comunistas quienes propulsaron la política de la Unión Nacional y la reconciliación de todos los españoles como base para el restablecimiento de la democracia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 16 de junio de 2003