En un duelo de tan bajo discurso, Tim Duncan ha salido reforzado. Para la estrella de los Spurs no existen malos partidos, malas noches. Es un martillo que, golpe a golpe, horada la resistencia del rival. El sexto, y último, partido de la final de la NBA ha situado a este jugador al nivel de las leyendas de otras generaciones: 21 puntos, 20 rebotes, 10 asistencias y ocho tapones, una mano digna del mejor jugador de póker. Dos tapones más y Duncan habría logrado lo que sólo han conseguido David Robinson y Hakeem Olajuwon: un cuádruple doble. Esta cita ya cuenta, al fin, con una excusa para ser recordada: el increíble último partido del número 21 del equipo tejano.
El San Antonio Spurs se proclamó campeón tras derrotar al Nueva Jersey Nets por 88-77 (4-2, sin necesidad del séptimo encuentro) y Duncan fue elegido por mayoría absoluta el jugador más valioso. Hace dos meses ya lo fue de la fase inicial del torneo. Es la novena ocasión en la historia en la que el mismo recibe ambos galardones.
SAN ANTONIO 88 - NUEVA JERSEY 77
San Antonio Spurs: Parker (4), Jackson (17), Bowen (2), Duncan (21), Robinson (13); Ginobili (11), Rose (5), Claxton (13), Kerr (2), Willis, Ferry y Smith.
Nueva Jersey Nets: Kidd (21), Kittles (16), Jefferson (13), Martin (6), Collins (4); Harris (2), Williams (4), Johnson (4), Mutombo (4), Rogers (3), Scalabrine y Slay.
18.797 espectadores en el SBC Center.
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Ni que decir tiene que en Estados Unidos la conclusión es vista por muchos como un alivio. La audiencia televisiva ha sido la peor desde 1982. El juego, el peor desde no se sabe cuando. De esta mediocridad queda exento Duncan. Su baloncesto está muy por encima del exhibido en esta eliminatoria definitiva. Y, a pesar de tal demostración, lo curioso es que en el tramo decisivo, con un parcial de 19-0 en el último cuarto, Duncan no anotó. Un trabajo de equipo que vale tanto como las canastas. En ese abrumador tanteador, el aire fresco y la chispa de Speedy Claxton, más un par de acciones defensivas de Ginobili fueron cruciales. Además, tres triples de Stephen Jackson, negado anteriormente, dilapidaron las esperanzas de unos Nets que habían controlado el partido durante los tres cuartos iniciales.
El último lance no fue distinto. Además del muro que han construido Duncan y Robinson bajo el aro de los Spurs, el gran problema de los Nets fue la defensa en zona. Su porcentaje de tiro fue realmente ridículo. Tampoco es que el San Antonio haya sido un portento, pero su pareja interior disimula las carencias en otros aspectos del juego.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 17 de junio de 2003