Si las instituciones italianas celebraran el centenario de Leonardo da Vinci, ¿qué ubicación elegirían como idónea para tal evento?, ¿Barcelona tal vez, que adquiere por días más prestigio y proyección internacional?, o por el contrario, orgullosos de su identidad, ¿lo harían con auténtica devoción en su propio país? Ha habido exposiciones monográficas de Dalí itinerantes, dentro del territorio catalán, español y que además viajaron al extranjero. ¿Qué iluminados han concebido para su centenario, entre otros actos, la antológica pictórica más importante del artista, apuntando sólo al exterior? ¿Qué intereses ocultos llevan a esta fragmentación indigna del valor, el prestigio y la nacionalidad del artista, que menosprecia la sensibilidad e inteligencia de nuestros ciudadanos? Incongruentemente, los estamentos oficiales utilizarán la imagen fetiche de Dalí como palanca del resurgir patriótico. ¿No sería más conveniente que los interesados en el evento, conocieran primero in situ, cultura, historia, gastronomía y paisaje, auténticos catalizadores del creativo y laberíntico cerebro de Dalí, como complemento perfecto de la antológica y que continuara ésta después su ruta itinerante, interior y exterior? Señor consejero de Cultura, ¿hay respuesta coherente a estas preguntas?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 18 de junio de 2003