Acaban de atropellar a un hombre en la Casa de Campo. Cruzaba por el paso de cebra entre la boca de metro de Lago y los bares que hay junto al estanque. El conductor se ha dado a la fuga. Otra víctima más de la situación que se vive en dicha zona. En la Casa de Campo, como en todo Madrid, manda el coche.
Esto ya sería sorprendente teniendo en cuenta las características del lugar. Pero no sólo manda, lo domina dictatorialmente. Coches en dirección prohibida, cambios de sentido bruscos, frenazos drásticos, coches a gran velocidad junto a otros parados en los laterales y otros avanzando a ritmo de caminante con el fin de observar el "paisaje". Si hablamos de las características sociales del lugar diríamos que hay delincuencia, mafias, prostitutas, proxenetas, y personas atraídas por el reclamo sexual.
Señor alcalde, su antecesor no solucionó el problema por falta de valentía. El enterramiento de la M-30 en la zona colindante a la Casa de Campo es una magnífica obra, pero me parece más urgente, menos costoso y que va a provocar una mejora social importantísima la rehabilitación de la Casa de Campo.
Los mayores atascos que yo veo en la Casa de Campo son entre las 20.00 y las 23.00 entre semana, y en las madrugadas de los fines de semana, y no precisamente para volver a sus casas, sino para dar vueltas por el parque.
Sus comunicaciones con dos carreteras nacionales y la de Castilla son magníficas, la Casa de Campo sólo les aporta un carril más.
La Casa de Campo debería ser un sitio de deporte, un lugar donde acudir con los niños, donde se pueda disfrutar de la naturaleza, de ocio y diversión. Actualmente impera la ley de la selva, y no precisamente por los árboles.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 18 de junio de 2003