Algunos viejos odios nunca mueren. Rudolph Giuliani accedió ayer por primera vez a compartir un almuerzo benéfico con Bill Clinton, pero impuso sus condiciones. El ex alcalde de Nueva York exigió no coincidir en ningún momento con el ex presidente de Estados Unidos, no tener que estrecharle la mano ni sentarse en la misma mesa ni dirigirle la palabra en el transcurso de una comida que se celebró en el restaurante Cipriani, de la Calle 42, para Four Seasons of Hope, organización caritativa infantil. The New York Post desveló en portada la lista de condiciones de Giuliani, que nunca perdonó a Clinton sus escarceos con la becaria Lewinsky y renunció a presentarse como senador por Nueva York tras conocerse la candidatura de Hillary.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 19 de junio de 2003