La sección oficial de Cinema Jove se estremeció ayer con la versión más cruda de la Guerra de los Balcanes. La que ofrece Remake, de Dino Mustafic, una mirada descarnada y, en ocasiones, violentísima sobre el conflicto bélico que azotó a la ex-Yugoslavia a comienzos de la década de los 90. Una mirada, además, que no admite concesiones, pues en su reflexión sobre las miserias del ser humano en tiempos de una guerra absurda, Mustafic no se detiene en sentimentalismos y arremete con la misma frialdad contra serbios, croatas, bosnios y hasta el resto de europeos impasibles ante la matanza étnica. Con una estructura que combina tres historias en diferentes momentos temporales, Mustafic nos habla igual del odio que del amor, de los amigos que de los enemigos, del cine que de la realidad. El resultado es una película impresionantemente sincera que, por encima de algunas irregularidades en su ritmo narrativo, atrapa el espectador en un juego de espejos que no siempre reflejan la otra cara de la realidad pero que terminan por abofetear las conciencias.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 19 de junio de 2003