Sarunas Jasikevicius le aguó la fiesta a Oberto. El partidazo del argentino del Pamesa en el Palau Blaugrana se quedó sin premio por culpa del lituano, implacable, escalofriante en los instantes decisivos. Una vez más la impresionante capacidad del Barcelona para dar la puntilla en el momento preciso le valió un triunfo que, dada la dificultad con la que lo consiguió, dando la sensación casi todo el tiempo de que el conjunto valenciano jugó mejor, puede producir un efecto desmoralizante en el equipo que entrena Francisco Olmos.
BARCELONA 76 - PAMESA 74
Barcelona: Nacho Rodríguez (2), De la Fuente (2), Bodiroga (11), Fucka (12), Dueñas (0); Jasikevicius (22), Femerling (11), Alzamora (0) y Navarro (16).
Pamesa: Rodilla (13), Luengo (7), Paraíso (10), Oberto (22), Tomasevic (8); Hopkins (8), Liadelis (6), Montecchia (0) y Kammerichs (0).
Parciales: 16-16,16-21,21-15 Y 23-22.
Árbitros: Ramos, Maza y García O.
Palau Blaugrana, unos 7.932 espectadores. Primer partido de la final —al mejor de cinco— para el título de la Liga ACB.
El juego de Oberto le sienta como un tiro a Dueñas. El jugador argentino es de los que saben arrimarse al gigante, amagar, nada por aquí nada por allá, hasta despistarle por completo. Algunos también son capaces de ello. Pero les falta ese último golpe de riñones y la necesaria precisión, sin merma por la erosión física previa que supone la serie de verónicas, para acabar dejando la pelota en el cesto. Oberto sí.
El argentino no pierde el resuello. Embiste ante el gigante sin perder el tino. Aunque no todo es mérito de Oberto, por supuesto. El Pamesa Valencia a ha entendido a la perfección los pingües beneficios que puede obtener de su baile de claqué en la zona. Allí doblan balones Luengo, Rodilla y Tomasevic que, se lo piensan dos veces antes de armar el brazo o enfilar el aro.
Saben que deben observar primero si llega Oberto por el callejón del medio. Las asistencias y los puntos fueron cayendo del lado valencianista mientras que Dueñas quedaba fuera de foco. Como quiera que esta vez ni Alzamora ni Femerling, en primera instancia, pudieron enmendarle la plana al pívot de Fuenlabrada, el conjunto azulgrana sufrió de veras. No pudo compensar tantas concesiones como hizo en la pintura y se le atravesó el partido varias veces: 6-14 y 32-37, ya en el descanso.
Jasikevicius, al que ayer su entrenador Svetislav Pesic mantuvo de entrada en el banquillo, fue el único revulsivo de veras que encontró el Barcelona en su más que discreto primer tiempo. El jugador lituano descubrió una defensa muy apiñada en su zona. El lituano no desaprovechó la ocasión. Se prodigó en el tiro exterior y su ráfaga le propiciaron 12 puntos casi consecutivos al Barcelona, que los necesitaba como agua de mayo. Aún así, los hombres de pesic tenían el encuentro cuesta arriba.
El tercer cuarto del partido marcó un punto de inflexión. Femerling les puso sendos gorros a Oberto y Tomasevic y por momentos les comió la moral. El entrenador del equipo azulgrana no quiso darse por enterado y volvió a darle una oportunidad a Dueñas en el inicio del último cuarto. La ventaja del Barcelona (53-47) se disolvió como azucarillo en agua. Oberto volvió a meterse en el partido y el Pamesa a mandar, que dio un tirón cuando Rodilla le redimió de su ceguera en los triples (55-62).
El Pamesa empezaba a frotarse las manos. Pero todo puede ser de lo más fugaz y traicionero cuando enfrente están dinamiteros como Navarro y Jasikevicius que, primero estrecharon la diferencia en el marcador (61-62), y después sentenciaron a un rival que no fue capaz de rematar a pesar de que tuvo diversas oportunidades para lograrlo: con el 61-67 a cuatro minutos para el final, con el 68-72 a falta de poco más de minuto y medio.
No tenía su día Bodiroga, pero Navarro y Jasikevicius, a base de triples y con una canasta en el último instante del lituano rompieron la resistencia del Pamesa Valencia y el premio que Oberto mereció, por su partidazo: 22 puntos y 14 rebotes en su casillero. El jugador argentino y sus compañeros tendrán mañana una segunda oportunidad para intentar el asalto al Palau Blaugrana e igualar la eliminatoria.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 20 de junio de 2003