El jurado de los premios Príncipe de Asturias ha otorgado uno de sus más valiosos galardones, el de la Cooperación Internacional, al presidente Lula da Silva. En la motivación expresa del jurado están sus principios éticos, que son otras tantas razones para llenar de esperanza a millones de hombres que creemos que en este mundo globalizado hay valores mucho más importantes y necesarios que defender que los Beckham de turno.
Podrían nuestros políticos aprender la lección ética que nos da el galardonado y sacar de la charca pestilente donde han metido la vida política de este país. ¿Serán capaces? Es un imperativo para salvar la democracia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 20 de junio de 2003