Después de asentarse en el mercado de pasaje y carga entre la Península y Baleares, la empresa Eurolignes Maritimes, con marca Balearia, ha decidido dar la batalla en el estrecho de Gibraltar con la ruta Algeciras-Tánger, donde se enfrenta a un pool de siete barcos y a un régimen de grandes comisiones en los billetajes. Pero Balearia está acostumbrada a romper situaciones de monopolio en la práctica. Ha quitado a la antigua Trasmediterránea, hoy Tras, gran cuota de mercado hasta llegar a transportar el año pasado 1,5 millones de pasajeros y facturar casi 60 millones de euros.
El padre del fenómeno Balearia es Adolfo Utor, un ejecutivo de 42 años con estudios de Derecho, que empezó amarrando barcos y vendiendo billetes. Fue concejal en Dènia y dirigente del partido socialista valenciano. Utor ha establecido alianzas estratégicas con otros navieros, con los que compite en distintas áreas, y no descarta dar cabida a socios en minoría.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 22 de junio de 2003