Jorge Valdano, el director deportivo del Madrid calificó la temporada de "perfecta". Y, dentro de esa perfección, reconoció "la cuota" que le corresponde a su técnico, Del Bosque. Una valoración con la que coincidió el más sonriente de la noche, el presidente Florentino Pérez, que casi andaba dando pequeños saltitos de contento y repetía "tenemos una plantilla espectacular". El presidente no quiso contestar a las preguntas sobre Del Bosque y remitió a la reunión de la junta directiva de hoy, en la que se decidirá la continuidad o no del técnico.
Vicente del Bosque, en el césped, oía como música de fondo el grito acompasado de la afición blanca: "Vicente quédate, Vicente quédate". Pero no se inmutó. El técnico del Madrid estaba a lo que estaba. Su equipo empataba ante el Athletic y Del Bosque no paraba quieto en el banquillo. Estaba nervioso, se tocaba los puños de la camisa y andaba de un lado a otro del área técnica.
Cuarenta y cinco minutos después, Del Bosque había ganado su segunda Liga. Pero no saltó. Ni apretó un puño con rabia. Ni se abrazó a nadie. Hizo como siempre, pasar a un segundo plano, sonreír muy levemente, ajustarse el nudo de la corbata, repasarse con la palma de la mano los pocos cabellos que aún peina y refugiarse dentro del vestuario. En el aire quedaba su renovación por el club. Pero ayer, Del Bosque, estaba a lo que estaba.
Compareció el preparador blanco después de las celebraciones íntimas de la caseta y abrió la boca para decir con el mismo gesto del resto del año: "Ahora soy feliz". El entrenador admitió que, sin embargo, había "estado nervioso". Y la causa de su nerviosismo era "el tremendo calor que ha hecho toda la semana y que los jugadores ya tenían casi en la boca los billetes de las vacaciones". Tanto es así que casi ningún jugador quiso hacer ningún comentario tras el encuentro. Tenían mucha prisa por irse.
"Me siento valorado"
Del Bosque insistió en que siente "valorado", aunque con respecto a sus futbolistas mostró sus dudas de que fueran sinceros al elogiarle: "Los jugadores dicen esas cosas buenas de mí en público por diplomacia, seguramente algunos tendrán otra opinión muy distinta en privado", comentaba el entrenador con cierta sorna. El preparador reiteró su argumento de que el campeonato se lo había "merecido el Madrid". Una valoración con la que coincidió Jupp Heinckes, su homólogo en el Athletic. Del Bosque también calificó la temporada de "muy dura".
Sobre su goleador, Ronaldo, afirmó que es "el mejor jugador del mundo, era pues de esperar que nos ayudara a ser mejores". Y de las celebraciones, el técnico, como es habitual en él, aseveró sin particular énfasis: "Me mantendré dentro de lo que dice el protocolo". Del Bosque no participó de manera particularmente activa en el festín del vestuario, con pasteles y botellines de cerveza, y conservó su traje oscuro, recto, inmaculado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 23 de junio de 2003