No comprendo cómo el señor ministro de Fomento, Álvarez Cascos, afirma tan rotundamente que se invierte tanto dinero en el mantenimiento de Renfe cuando no se gasta ni siquiera en limpiezas.
Les pongo un ejemplo: Durante varios días un gato muerto se ha descompuesto muy lentamente junto al andén de espera, sentido Atocha, de la estación de la localidad madrileña de Ciempozuelos.
¿Será esta una nueva forma de incentivar el transporte privado ahora que es más barato el petróleo robado a Irak? Aunque, por supuesto, la gasolina sigue subiendo. Está claro que hemos dejado de ser el su de Europa para ser el norte de África. Y que nadie se sienta ofendido por esta última afirmación, pues la hago con todo mi cariño a este continente que considero cada vez más cercano a la civilización que esta Europa que cada vez se aleja más de ella.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 24 de junio de 2003