Lo ocurrido ayer en la Asamblea de la Comunidad de Madrid parece confirmar que el PP está dispuesto a apoyar cualquier solución a la crisis, siempre que le favorezca. El pasado día 10 se benefició de la mayoría coyuntural en que le colocó la ausencia de los dos desertores, Tamayo y Sáez, para que la presidencia de la Asamblea cayera de su lado; ayer sumó esos dos votos a los suyos para aprobar la inclusión de los disidentes en el Grupo Mixto, en contra del criterio de PSOE e IU. El resultado es grotesco: los dos pájaros serán los árbitros capaces de romper el empate entre ambas partes en la Diputación Permanente. Pero eso también favorece al PP, porque cuanto más ridícula sea la situación, mayor presión existirá en favor de su propuesta de disolución inmediata.
El PSOE prefiere agotar los plazos marcados por el Estatuto; ya no para que devuelvan el acta, pues al tomar ayer posesión de su escaño desapareció la última esperanza de que lo hagan, pero sí para que la investigación sobre la trama inmobiliaria que ve tras la deserción le permita presentarse a las elecciones con argumentos que equilibren su actual desventaja de imagen. Al efecto, los socialistas han anunciado su intención de plantear una comisión de investigación parlamentaria. Dado el periodo vacacional, ello implicaría hacerlo en el marco de la Diputación Permanente.
El Reglamento de la Cámara prescribe la incorporación al Mixto de los diputados que dejen de pertenecer a un grupo parlamentario, y también la presencia de todos los grupos, incluyendo el Mixto, en la Diputación Permanente. En aplicación de esa normativa, la Mesa de la Asamblea acordó asignar 18 representantes al PP, 15 al PSOE y 3 a IU, más 1 al Mixto, es decir, a Tamayo, que se convierte en llave de la mayoría durante esa investigación. La única forma de evitar tal despropósito sería modificar el Reglamento de forma que los tránsfugas o equivalentes no pasen al Mixto, sino que sean considerados diputados sin adscripción. Así lo plantearon ayer PSOE e IU, pero el PP se opuso votando junto a los tránsfugas, sin descartar la propuesta para el futuro y sin carácter retroactivo. Neutralidad asimétrica se llama esa figura.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 24 de junio de 2003