Espero que muy pronto en todas las parroquias del país, en las catequesis y en la misa de los domingos, se impartan clases de matemáticas, literatura, ciencias naturales... Por supuesto, los feligreses que no superen un nivel mínimo de estas materias deberán quedarse sin la comunión y repetir la ceremonia. Como alternativa podrían optar por historia de la ciencia y así tendrían conocimiento de los sufrimientos que padecieron personas como Galileo Galilei o Miguel Servet y Giordano Bruno, que acabaron en la hoguera.
Como es lógico, el profesorado contratado para estas clases deberá ser designado por el Estado y pagado por la Conferencia Episcopal. Reconozco que además de ridículo sería un imposición abusiva, exactamente igual que la reciente decisión del Ministerio de Educación de equiparar la religión a esas asignaturas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 24 de junio de 2003