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Un paisaje de Egon Schiele se subasta por 18,5 millones de euros

El cuadro Krumauer Landschaft (Vista de Krumauer), del artista austriaco Egon Schiele (1890- 1918), fue subastado el pasado lunes por Sotheby's en Londres alcanzando la cifra de 20,9 millones de dólares (unos 18,5 millones de euros), superando así el récord de precio pagado por una obra de este artista. Se desconoce la identidad del comprador que se hizo con esta dinámica y expresiva vista de la ciudad natal de la madre del artista, cuya obra no ha dejado de ganar en popularidad y cotización a lo largo de la última década. Se da la circunstancia de que esta obra, datada en 1916, había sido restituida este mismo año a los herederos de sus propietarios originales, a quienes les había sido sustraída en 1938 por los nazis.

La historia de este cuadro es rocambolesca. Según Sotheby's, una investigación realizada por el jefe de su departamento de restitución de obras de arte, Lucian Simmons, y por la responsable de la casa de subastas en Austria, Andrea Jungmann, permitió descubrir que este paisaje había pertenecido originalmente a Wilhelm y Daisy Hellmann, un empresario textil de Viena y su mujer que compraron el paisaje directamente a Schiele del que, parece ser, eran amigos personales. La obra permaneció en su apartamento hasta octubre de 1938 cuando los nazis la confiscaron y posteriormente la vendieron, en 1942, en la misma Viena. La compró el coleccionista Wolfgang Gurlitt que acabó vendiéndola a la Neue Galerie de Linz en 1953. La obra estuvo expuesta al público en este museo hasta que, a raíz de la campaña iniciada por la Comunidad Judía de Viena, el Ayuntamiento de Linz aceptó la restitución de la obra a los herederos de Daisy Hellmann, que la han puesto a la venta.

Robadas por los nazis

Las obras de Egon Schiele han sido, precisamente, uno de los mascarones de proa de la restitución a sus antiguos propietarios o herederos de las obras robadas por los nazis. En 1998, con motivo de una exposición de Schiele en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, que posteriormente pudo verse en el Museo Picasso de Barcelona, dos obras del artista que en aquel momento formaban parte de la colección de la Fundación Leopold de Viena fueron retenidas por orden del fiscal de Manhatan, ya que los parientes de sus antiguos propietarios reclamaron la devolución de estas piezas, que habían sido también confiscadas por los nazis. Aquella reclamación, que sirvió para que la obra de Schiele alcanzara la popularidad, removió las colecciones públicas austriacas y de otros países que tuvieron que revisar en gran parte la procedencia de sus colecciones.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 25 de junio de 2003