Los tres palestinos acogidos en España tras el asedio israelí a la basílica de la Natividad de Belén, en mayo de 2002, han abandonado sus residencias de Zaragoza y Soria y han iniciado un encierro en Madrid para protestar por la situación de "aparente retención" en que afirman encontrarse en este país. Los palestinos exigen volver a su tierra y no tener que presentarse cada lunes en la comisaría de su ciudad de acogida. El Consejo de Ministros de la UE acordó el 19 de mayo prorrogar un año la acogida de los 13 palestinos de Belén en varios países europeos.
Ibrahim Musa, Aziz Abayat -que se encuentran acogidos en Zaragoza- y Ahmet Hemamreh, residente en Soria, se encerraron el lunes en la delegación de la Autoridad Nacional Palestina en Madrid, aunque por razones de seguridad fueron trasladados ayer a otra residencia en la capital de España.
Los tres palestinos pertenecen al grupo de 13 que fueron deportados por Israel a Chipre y acogidos por diferentes países de la UE en virtud de un acuerdo que permitió acabar con el asedio israelí a la basílica de la Natividad, de Belén, en la que resistieron 39 días. El acuerdo de acogida, en principio fijado para que durara un año, fue gestionado por Miguel Ángel Moratinos, enviado especial de la Unión Europea para Oriente Próximo.
"¿Hasta cuándo tenemos que estar en España?", se quejaba en un aceptable castellano Ibrahim Musa, a quien Israel acusa de pertenecer al servicio de inteligencia palestino (Mujabarat) y de liderar las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa. El Consejo de Ministros de la Unión Europea renovó la "posición común" respecto a los 13 palestinos y acordó prorrogar 12 meses su estancia en Europa sin modificar los términos del acuerdo original. Los trece están distribuidos en Italia (3), España (3), Irlanda (2), Grecia (2), Portugal (1), Bélgica (1) y Chipre (1).
Además de tener la posibilidad de moverse libremente por España -no tienen permiso para vivir en las costas o cerca de aeropuertos-, los tres de Belén reclaman que la Cruz Roja, organización encargada de su manutención, les aumente la asignación económica que les proporciona. Abayat y Hemamreh, que están casados, reciben 461 euros cada mes, mientras que Musa, que permanece soltero, percibe una paga mensual de 250 euros. La Cruz Roja les ha proporcionado a cada uno un piso para vivir.
La situación de indefinición jurídica en la que se encuentran los tres árabes -oficialmente no son ni refugiados, ni asilados políticos, ni inmigrantes- hace que no puedan trabajar ni estudiar en una universidad. "En el acuerdo que alcanzamos con Moratinos se dice que podríamos estudiar y trabajar, pero de momento, nada", afirmó ayer Musa. El militante palestino denunció asimismo la situación excepcional en que se encuentran los tres acogidos en España, que es el único país que los ha entregado a la Cruz Roja en lugar de que el Estado se ocupe de ellos directamente.
Los resistentes de Belén han hecho coincidir su protesta con la visita que el ministro de Asuntos Exteriores de la Autoridad Palestina, Nabil Shaath, efectuará a Madrid el próximo 2 de julio. Según fuentes diplomáticas palestinas, Shaath abordará la situación de los tres acogidos en su viaje a España.
Gestiones
Según un comunicado del Comité de Solidaridad con la Causa Árabe, los tres palestinos "han recibido garantías serias de que el ministro de Asuntos Exteriores palestino, a instancia del presidente [Yasir] Arafat, va a realizar las gestiones oportunas para dar satisfacción a sus demandas". Según esta organización, que tachó de "vejatorio" el trato que reciben las tres personas por parte de las autoridades españolas, el detonante de las protestas es la multa de 300 euros que uno de los residentes en Zaragoza recibió, pese a que su comisaría le concedió permiso oral para ausentarse de la ciudad para visitar Córdoba y "presentarse unos días más tarde".
La actitud de los tres palestinos acogidos en España ha sorprendido en el Ministerio de Asuntos Exteriores, que ayer se puso en contacto telefónico con el embajador palestino en Madrid. Fuentes del ministerio recordaron que los árabes "vinieron a España voluntariamente por un compromiso que ellos mismos aceptaron", y mostraron su confianza en que la situación "se aclare" a partir de hoy.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 25 de junio de 2003