El cubano Gonzalo Rubalcaba y el puertorriqueño David Sánchez demostraron en Calle 54 que ambos poseen fuerza técnica para generar un maremoto, pero su música llegó a oleadas de reflexión y sensibilidad. Estuvieron intrépidos sobre un repertorio propio, complejo y nada condescendiente, en el que la labor en equipo prevaleció sobre el lucimiento personal.
Este punto se comprobó ya en la primera pieza, un enrevesado mapa de ritmos y tempi cambiantes, armonías galácticas y material melódico endiablado que el cuarteto interpretó con precisión admirable. Quizá Sánchez se alargó más de la cuenta en algún solo, seguramente porque se sentía en una nube flotando sobre una sección rítmica sedosa en la que Ignacio Berroa actuó como un guardaespaldas inteligente, más partidario del tacto y el instinto que de la corpulencia bruta. Rubalcaba, por su parte, confirmó su capacidad para manejar con manos cálidas pero enérgicas toda la paleta dramática, y hasta se permitió convertir un pasaje de la celebérrima marcha Barras y estrellas, de John Philip Sousa, en un arrullo ideal para disfrutar a la sombra de una palmera.
Gonzalo Rubalcaba & David Sánchez cuarteto
Gonzalo Rubalcaba (piano), David Sánchez (saxo tenor), Armando Gola (contrabajo), Ignacio Berroa (batería). Calle 54. Madrid, 23 y 24 de junio.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 25 de junio de 2003