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VISTO / OÍDO

El Pingajo y la Fandanga

"Decidme, Sancho -preguntó el duque-: ¿viste allá entre esas cabras algún cabrón? No, señor -respondió Sancho-, pero oí decir que ninguno pasaba de los cuernos de la luna". Miraba la televisión y recordaba, no sé por qué, el pasaje de El Quijote. Las asociaciones de ideas son impredecibles: en ellas se basó Freud, y los de la escritura automática: querían hacer poemas sin sentido y, sin embargo, lo tenían. Leía los periódicos, sobre el caso de la Asamblea de Madrid que había visto en la tele: los dos diputados tránsfugas ahora son los árbitros de la situación, los cómplices o las piezas clave. Los fugados, dice Abc; los traidores, dice este periódico. Pero Abc titula "Ni un céntimo", y propone una verdadera sanción: que ese grupo mixto no reciba ni un céntimo en subvenciones. Puede ser muy duro; pero pienso yo que tendrán ya estos ciudadanos cubierto el riñón (frase popular: "Cómo se han cubierto el riñón estos granujas...", ejemplo tomado de Bodas que fueron famosas del Pingajo y la Fandanga, Rodríguez Méndez). Yo tengo mis ideas propias en esta cuestión. Pienso que ni son árbitros, ni son mixtos, ni son claves: son lo que les manden quienes pueden mandarles, y su demostración de ayer fue suficiente. El PP les votó, ellos votaron al PP en la constitución de la diputación; el que llamaríamos "el Pingajo" forma parte de ella, de manera que entre diez y diez diputados de cada grupo, él decide. Pero ¿qué va a decidir? El traidor es menester -y ahora contradigo a Calderón- porque nunca la traición es pasada. Y Roma dejará de pagar a un traidor (a tres, en la famosa frase: a Ditalcón, Audax y Minuro, que mataron al antiimperialista Viriato: siempre acabamos así) para, con ese dinero, pagar a otros nuevos. Hay que tener la nómina siempre cubierta.

Y esta traición "no es pasada". Y va a terminar de la manera menos mala posible, y probablemente de la que estaba prevista en las mentes asustadas desde el final de la votación para Madrid: "Esto hay que repetirlo". Los socialistas tratan de retrasar las segundas elecciones: tiempo para probar la trama, descubrir la martingala. ¡Cuentan con los jueces! (Un joven diplomático me quiso arrastrar a una conspiración contra Franco de un grupo nuevo. "¿Con qué contáis?", le dije. "¡Con la Guardia Civil!", me respondió el insensato). (Perdón por las citas. Es el calor. Anormal, dicen).

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 25 de junio de 2003