El pleno del Parlament aprobó ayer por unanimidad la Ley Catalana del Taxi, que permitirá a los ciudadanos elegir el taxi que quieran en las paradas y exigir elementos como el aire acondicionado o la desconexión de la radio, a la vez que facultará a los taxistas a vender sus licencias libremente. No obstante, el ciudadano no podrá elegir el taxi cuando haya una rotación de turnos, por ejemplo en las estaciones de tren y los aeropuertos. Las sanciones por el incumplimiento de estos derechos de los usuarios serán de entre 250 y 2.500 euros.
Todos los partidos coincidieron en señalar que la nueva ley, que afectará a los más de 15.000 taxistas catalanes, supone un avance en la "modernización" de este sector, por lo que fue aprobada por consenso y el PSC únicamente votó en contra de algunos artículos. La normativa también concede a la Administración local amplias potestades en la concesión y revocación de licencias, en función de criterios de rentabilidad global del servicio.
Por su parte, CiU y el PP aprobaron ayer la creación de la Universidad Abat Oliba, que fue rechazada por los tres partidos de izquierda, cuyos portavoces la acusaron de ser un centro "integrista" y "ultracatólico", y cuestionaron su justificación como cuarta universidad privada.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 26 de junio de 2003