Apañadas estamos si la reivindicación femenina consiste en añadir al término genérico su correspondiente femenino. Esta cuestión, que venía a ser patrimonio de la izquierda (elevada en las últimas elecciones a la categoría de eslogan), ha sido copiada también por la derecha, pero con un toque más sexy sí cabe.
Así, el actual alcalde y presidente en funciones de la Comunidad de Madrid comentaba en la radio no hace mucho que en Madrid se había alcanzado el pleno empleo, no así en el caso de las madrileñas, es decir, de las mujeres.
El término "madrileñas" queda así como más juvenil, más cercano y hasta más coqueto, diría yo. Con esto se está desvirtuando el lenguaje, y acabaremos hablando, en un ficticio afán integrador, de "socialistas y socialistos", "señorías y señoríos", "jóvenes y jóvenas", "solistas y solistos"...
Pero la guinda de todo esto la puso no hace mucho el presidente del Gobierno José María Aznar cuando, dirigiéndose a sus compañeros y compañeras de partido, inició su discurso con un "queridos y queridas" que me dejó estupefacta, sin saber si estaba en misa o en una reunión seudoerótica.
Esta cuestión y cuestiona no tendría importancia e importancio si no callese a nivel de lo cotidiano.
¡Qué tiempos aquellos en los que con un "señoras y señores" se acababa todo!
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 27 de junio de 2003