En 1996 el juez Baltasar Garzón abrió una investigación en la que estaban imputados más de una docena de altos cargos de la Expo 92, aunque las sospechas y cruce de acusaciones políticas comenzaron a los tres días de finalizar el evento. Siete años después se ha zanjado el caso: el juez no ha apreciado delito alguno. Durante todos estos años los acusados han vivido bajo la espada de Damocles.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 29 de junio de 2003