1. Al final, a los dos diputados traidores,
Zapatero tiene que encargar una investigación del PSOE de Madrid dirigida por Gallardón, guiada por Aznar y defendida por Cascos
rebeldes, tránsfugas, díscolos, desobedientes, traviesos o como quiera que se les califique, al final, digo, habrá que hacerles un monumento. "A Tamayo y Sáez; gracias a ellos se desentrañó una trama inmobiliaria que tenía a los madrileños con la hipoteca al cuello". Si estos dos diputados no hubieran huido del Parlamento regional, a nadie le hubiera parecido escandaloso lo que pasa con los pisos y el suelo. A la que se escarba un poco en algunos municipios de los alrededores de Madrid, aparecen operaciones urbanísticas de millones de metros cuadrados al ritmo de María Jesús y su acordeón: "Recalificaciones por aquí, recalificaciones por allá, ta ta ta ta". ¡Gracias, Tamayo, gracias, Sáez! Gracias a vosotros, al fin se va a investigar.
2. Así como en Londres
un coche atropella a un señor cada dos minutos, y hay que ver cómo estará el pobre señor, en España cada tres segundos alguien llama fascista a alguien. Desde hace unos meses, en España no hay más que golpes de Estado a todas horas. El PP denunció que el PSOE quiso, durante la guerra de Irak, echarle del Gobierno mediante métodos antidemocráticos; ahora el PSOE cree que el PP ha intentado, por métodos antidemocráticos, impedirle formar gobierno en Madrid. El debate sobre el estado de la Nación entre Aznar y Zapatero debería moderarlo Miliki, y hacer cantar a todo el hemiciclo:
Eran dos tipos requetefinos.
Eran dos tipos medio chiflaos.
Hola, Zapatitos.
Hola, don José.
¿Ya dio un golpe de Estado?
Un buen golpe yo le di.
Adiós, Zapatitos.
Adiós, don José.
3. Y ahora, unos instantes de publicidad.
Tras varios meses de dudas, me he suscrito a EL PAIS.es y mi vida ha cambiado. No hago más que consultar la hemeroteca. Pulsas una fecha y aparece en pantalla el periódico del día. Por ejemplo, se pulsa 21-V-1990 y aparece una crónica de Juan G. Ibáñez titulada: La investigación del PP sobre el 'caso Naseiro' señala la existencia de un grupo de presión en el partido. Después explica cómo el senador Alberto Ruiz-Gallardón se encargó de esa investigación interna y concluyó que lo mejor era que no hubiera sanciones. En eso siguió el criterio de José María Aznar, presidente del Partido Popular, de "cortar la sangría". También se cuenta lo que dijo Francisco Álvarez Cascos, secretario general del PP: "Yo soy cazador y sé cómo se realiza la caza del conejo: de uno en uno, uno tras otro. Pues no vamos a permitir que alguien juegue a eso con nosotros". Se añade también una proclama de José María Aznar: "Yo no concibo la política como un circo romano en el que hay que verter sangre para que se divierta el público". ¡Pues está clarísimo! Zapatero tiene que encargar una investigación interna del PSOE de Madrid dirigida por Gallardón, guiada por Aznar y defendida por Cascos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 29 de junio de 2003