Una emisaria de altura de la Casa Blanca, la consejera de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, llegó ayer a Oriente Próximo para tutelar un doble acontecimiento: la tregua de los grupos radicales palestinos y el repliegue de las tropas israelíes del norte de Gaza, dos iniciativas de capital importancia para la puesta en marcha de la Hoja de Ruta, el plan de pacificación impulsado por EE UU.
Nada más descender del avión en Tel Aviv, Rice se dirigió a Jericó (Cisjordania) para entrevistarse con el primer ministro palestino, Abu Mazen (Mahmud Abbás). En la breve reunión, calificada como "positiva" por el ministro de Información Nabil Amr, los palestinos insistieron en la congelación efectiva de los asentamientos judíos y en la liberación por Israel de cientos de presos y, en concreto, de Marwan Barguti, jefe de Al Fatah en Cisjordania y uno de los más influyentes líderes palestinos. Rice invitó a Abu Mazen a viajar a Washington en "las próximas semanas" para entrevistarse con el presidente George Bush, según dijeron fuentes palestina a la agencia AFP.
Sin embargo, esta madrugada aún planeaban las dudas e incertidumbres, mientras las milicias palestinas y los soldados israelíes ultimaban la formalización de las medidas con las que se empieza a poner fin a la segunda Intifada.
Hoy a las once de la mañana, al mismo tiempo desde Gaza, Ramala y El Cairo, se anunciará un alto el fuego, la primera tregua que se declara oficialmente desde que se iniciara la revuelta hace 33 meses. El compromiso afecta a los principales movimientos radicales que impulsan la sublevación, pero sin duda su decisión hará silenciar también las armas a las otras facciones minoritarias palestinas, en total 13, coordinadas en la Plataforma Nacional e Islámica. Prueba de que la puesta en práctica del compromiso no será fácil la dió ayer un grupo integrado en las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, que anunció públicamente que no se sentía obligado por la tregua.
Posiblemente en la madrugada del lunes, los blindados y soldados israelíes de las Brigadas Golani abandonarán sus fortificaciones y puestos de vigilancia del norte de Gaza, donde han permanecido apostados desde que se inició la Intifada. No es su primer repliegue de la zona, ni el más importante, pero es el más significativo y solemne, prólogo de un repliegue generalizado que podría continuar en el resto de Gaza, en Belén y en las demás poblaciones de Cisjordania.
Ayer por la tarde, israelíes y palestinos ultimaban los detalles de los dos acontecimientos. En El Cairo los dirigentes de Hamás, Yihad Islámica, las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, negociaban con los emisarios del primer ministro palestino y del presidente Yasir Arafat, cada una de las palabras del comunicado oficial en que se anuncia la tregua. Pero además se desplegaba una intensa actividad en torno al Frente Popular para la Liberación de Palestina, la importante facción que de manera clara ha anunciado que no apoyará el alto el fuego. En Jerusalén, los responsables de seguridad israelíes y palestinos discutían los movimientos de repliegue de las tropas y el despliegue de las fuerzas de seguridad de Mohamed Dahlan, pero sobre todo se discutía la posibilidad de que la medida afectara a toda la franja de Gaza, no sólo al norte, y que incluyera también Belén.
Israelíes y palestinos confiaban anoche en que Rice les ayudara a superar los últimos escollos. Para los israelíes, la consejera de Seguridad de Bush es la única que les otorga confianza en que la orden de alto el fuego no será una estratagema. Los palestinos esperan que Rice logre arrancar de los isralíes contrapartidas claras como la liberación de los presos políticos, el fin de los asesinatos selectivos o el levantamiento del asedio a las ciudades, medidas de confianza imprescindibles para convencer a los militantes de que respeten la tregua.
Rice se reunirá hoy con el primer ministro israelí, Ariel Sharon y algunos miembros de su Gabinete. En principio, la salida de la consejera de Bush está prevista para mañana por la noche. La Casa Blanca prepara ya un nuevo emisario, George Tenet, responsable de la CIA, profundo conocedor del conflicto israelo-palestino y autor de un plan de paz que nunca se puso en marcha.
Sobre el terreno, se mezclan sentimientos contradictorios, el escepticismo con la esperanza, sin que se apague el estruendo de las bombas. Dos artefactos hicieron explosión ayer por la tarde cerca del campo de Jabalia, al norte de Gaza, al paso de un convoy de funcionarios de EE UU que acompañaban a técnicos en telecomunicaciones, encargados de poner en marcha el dispositivo de control del repliegue y de la tregua. No hubo muertos ni heridos.
Ofertas y contrapartidas
"Paz a cambio de paz". Esta es la filosofía de la tregua palestina, encabezada por Hamás, seguida por los otros dos grupos radicales de Yihad Islámica y las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa (un grupúsculo dentro de las brigadas se niega a seguirla), y que presumiblemente será apoyada por otras nueve organizaciones de la resistencia, es decir, todos menos el Frente Popular para la Liberación de Palestina, que por ahora rechaza secundar el pacto.
Los términos oficiales de la tregua se desconocen. Serán desvelados en las próximas horas, a pesar de lo cual se conocen ya algunos aspectos, que han venido siendo filtrados por los equipos de negociadores en Damasco, Ramala, Gaza y El Cairo, escenario de las últimas conversaciones.
Las milicias palestinas ofrecen:
- Congelación de las actividades militares.
- Alto el fuego por tres meses tanto en el interior de Israel como en los territorios ocupados de Gaza y Cisjordania.
- Posibilidad de prolongar la tregua a medida que las fuerzas armadas y el Gobierno israelí otorguen contrapartidas.
Las milicias palestinas reclaman como contrapartida:
- El fin de los asesinatos selectivos de los líderes palestinos, una práctica condenada por la comunidad internacional, en especial por la Unión Europea y en menor medida por Estados Unidos.
- Repliegue de las tropas israelíes a los puntos donde se encontraban antes del inicio de la Intifada, el 29 de septiembre del 2000.
- Congelación de las operaciones militares en los territorios ocupados, incluidas las detenciones masivas.
- Liberación de los presos políticos, lo que podría afectar a cerca de 800 detenidos, la mayoría de los cuales se encuentra en campos de internamiento del Neguev, sin que sobre ellos se hayan formulado cargos o se haya dictado sentencia alguna de un tribunal. Se reclama asimismo la liberación de una serie de dirigentes, entre ellos del diputado palestino y el jefe de los Tanzim y de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, Marwan Barguti.
- Levantamiento efectivo del cerco, asedios y toque de queda decretados sobre la población palestina.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 29 de junio de 2003