Entre las muchas pancartas dedicadas a Foé ayer en el estadio parisino de Saint-Denis, una con esta leyenda: "Un león no muere; duerme". Conocidos como Los Leones Indomables, los jugadores de Camerún tuvieron que jugar ayer la final de la Copa Confederación tan sólo tres días después del fallecimiento de su compañero Foé. Éste murió en plena disputa de la semifinal ante Colombia, en Lyón, por causas desconocidas. Un gran retrato de Foé fue exhibido por el capitán camerunés, Song, antes del inicio del partido ante una Francia sin Zidane. El combinado francés ganó el título con un gol de oro en la prórroga de Henry (m. 97), pero no lo celebró. Sus jugadores acabaron unidos a sus rivales y colegas cameruneses en largos abrazos. Los aficionados lloraban y aplaudían en las gradas mientras Song y Geremi paseaban por el césped el retrato del desaparecido número 17 Foé. Entre los seguidores, el mítico Roger Milla se reprimía el llanto.
Las escenas iniciales las observó desde el banquillo el delantero del Mallorca Eto'o, el héroe de su equipo en la final de la Copa del Rey del sábado en Elche. Marcó dos goles ante el Recreativo, se los dedicó a "un amigo sentado al lado de Dios", y voló en un avión privado desde Alicante hasta París para estar junto a sus compañeros. Apenas 24 horas después, ahí estaba Eto'o, dispuesto otra vez a combatir la tristeza con el juego. El seleccionador de Camerún, Winfried Schäfer, optó en un principio por darle el descanso de la suplencia. Pero como el partido no se decidía ni para un lado ni para otro, Schäfer dio paso a Eto'o en el minuto 66. Hubo un gran murmullo. El delantero, de 22 años, se santiguó tres veces y agitó el puño derecho par darse ánimos. La expectación se enfrío cuando, dos minutos después, pifió un remate a un par de metros de la línea de gol.
El fútbol importó muy poco anoche en París. El fallecido, de 28 años, tenía tres hijos pequeños, el último de dos meses. La viuda, Marie Louis, animó a los cameruneses a disputar la final. Éstos negaron que se sintieran presionados por la FIFA. Con todo, el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, se llevó la bronca de los aficionados cuando entregó el trofeo. Una Copa que fue compartida encima del podio por los capitanes de ambos conjuntos, Song y Desailly, en el portrer homenaje a Foé.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 30 de junio de 2003