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Roy de Europa

Coronado como mejor goleador del continente y con ofertas del Bayern Múnich y el Barça, el holandés Makaay busca su salida del Deportivo

Víctor y Amavisca, dos de los mejores amigos de Roy Makaay en el Deportivo, lo buscaron antes del choque final de la Liga para hacerse una foto con él. Si no era una despedida, se le parecía mucho, la misma impresión que dejó su gesto de encargar 26 réplicas del trofeo Bota de Oro al mejor goleador de Europa para regalar como recuerdo a cada uno de sus compañeros de la plantilla. A Makaay le ha costado mucho abrirse paso en la jungla del fútbol. En Holanda nunca pudo colgarse las prendas de un club de los grandes, y en España hasta vivió un descenso a Segunda con el Tenerife. Pero a los 28 años ha alcanzado la cima tras una temporada de estadísticas asombrosas: pichichi de la Liga con 29 goles en 38 partidos, además de los 9 tantos anotados en 12 duelos de la Liga de Campeones. Es el cañonero del continente y nadie se ha salvado de su zarpazo, del Madrid al Bayern, del Juventus al Barcelona. El Roy de Europa persigue ahora un club a la altura de su trono.

Makaay parece condenado a vivir siempre a la sombra de una estrella. En la selección de Holanda lo eclipsan Van Nistelrooy o Kluivert, y en el Deportivo cuando no es Diego Tristán, se le aparece algún fantasma del pasado. En lo que él mismo se tomaba como su última noche en Riazor, el público se dividió ante su figura. Unos lo ensalzaron cantando "¡Roooy Makaaaay te quieroooooo!" mientras un sector le arrojaba el nombre de Bebeto.

Contra el Espanyol, el pasado sábado, el holandés añadió un laurel más a su campaña al anotar el tanto 29 en la Liga e igualar la marca histórica de un futbolista del Deportivo lograda por el brasileño en 1994. Pero la estadística y el corazón no hablan el mismo lenguaje. Y una parte del público le dejó claro que en las cosas del querer nunca competirá con Bebeto.

"A Roy no se le reconoce lo bastante", asegura uno de sus compañeros. Pese al indiscutible veredicto de los números, Makaay nunca ha tenido el carisma de Bebeto ni siquiera el glamour de Tristán. En el campo, nadie le recuerda tampoco un adorno de más. "Intento acabar las jugadas muy rápido", confiesa. Makaay es de esa clase de jugadores que sólo tienen en la mente la idea fija del gol. Cuando recibe la pelota, su primer gesto, esté donde esté, es mirar a la portería. De ahí sus limitaciones fuera del área y su demoledora capacidad para ultimar. Por eso encaja muy bien en la mentalidad de Javier Irureta. El técnico deportivista se pasa la vida haciendo números, y en ese aspecto Makaay resulta aplastante. Las cifras hablan además de la versatilidad de su repertorio: de los 137 remates a puerta que hizo en la Liga, 29 entraron en la portería, 17 de ellos impulsados con la pierna derecha, 8 con la izquierda y 4 de cabeza, su recurso más flojo. Ningún otro ariete de las grandes ligas -Van Nistelrooy, Henry o Vieiri- ha alcanzado esos números. Sólo le supera Kezman, croata del PSV Eindhoven, que anotó 35 tantos, pero que se valoran menos en la clasificación para la Bota de Oro por la debilidad del campeonato holandés.

Sin necesidad de cambiarse de peinado cada dos semanas, Makaay ya orbita como uno más entre las estrellas que hasta ahora le eclipsaban. Y para confirmarlo quiere irse a uno de los grandes. Todo depende del Depor, pero pretendientes no le faltan. Entre Múnich y Barcelona se debate su destino.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 30 de junio de 2003