El cambio está servido. Lleyton Hewitt fue el primero de la última generación en ganar el torneo de Wimbledon, pero esta vez la corona parecen disputársela dos nuevos valores venidos de Suiza y de Estados Unidos, Roger Federer y Andy Roddick. Con 21 y 20 años respectivamente, ambos aglutinan la atención de los especialistas, que esperan ansiosos su enfrentamiento de lsemifinales. Les queda una ronda, pero su momento parece haber llegado. La catedral no tiene ahora cardenal: Agassi, el único campeón que seguía vivo perdió ayer ante Philippoussis.
Roddick eliminó ayer al thailandés Paradorn Srichaphan sin problemas, mientras que Federer se convirtió en el verdugo del español Feliciano López, al que superó por 7-6 (7-5), 6-4, 6-4 en 2 horas y 6 minutos. A López, de 21 años, le falta experiencia. Parece una incongruencia decir eso cuando su rival tiene la misma edad. Pero Federer se ha curtido ya en muchas batallas de alto nivel, y Feliciano no ha pasado todavía de los octavos de un Grand Slam. "Desde el año pasado [perdió también en octavos] he crecido mucho. Sé que puedo ganar a cualquier jugador. Pero ayer el sacó lo mejor de su juego y yo, en cambio, no estuve a la altura". Eso ocurrió en la primera manga, cuando López sacó para ganarla con 5-4 y concluyó el juego cediendo su opción. Y luego, en la tercera manga, cuando se colocó con 3-0 pero perdió los cinco juegos siguientes y vio cerrada cualquier posibilidad de victoria.
Por la parte baja del cuadro todo está también muy abierto. Juan Carlos Ferrero se perfila como otro de los aspirantes, aunque ayer no pudo concluir su partido ante el francés Sebastien Grosjean. El francés dominaba el partido por 6-2, 4-6, 7-6 (7-2), cuando a las 2 horas de juego se suspendió por falta de luz. El parón le vino al pelo a un Ferrero al que ayer le costó encontrar su ritmo de juego, pero que será número uno mundial si logra llegar a las semifinales.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 1 de julio de 2003