Aparte del conflicto con Luis Aragonés, el Atlético mantiene desde hace tiempo problemas con la mayoría de sus jugadores por motivos económicos.
Sergio, que estaba cedido en el Espanyol -su ficha la tenía asumida el club rojiblanco-, fue quien rompió el fuego, en enero, denunciando ante la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) el impago de mensualidades y primas.
Más tarde, entre abril y mayo, otros 17 jugadores se juramentaron para denunciar al club y no aceptar los pagarés con los que les venía callando, pero que, a la hora del vencimiento, no solían hacerse efectivos.
Estos días, según fuentes de la propia AFE, varios de esos jugadores han hecho llegar a su sindicato documentaciones relativas a las deudas que el Atlético tiene con ellos para que los tramite a los efectos oportunos.
Por su parte, el club propone una fórmula de pago. Consiste en abonar el 70% de sus emolumentos antes del 30 del presente mes, fecha límite para no descender de categoría, y el 30% restante en septiembre. Este procedimiento, según algunos jugadores, ya se ha planteado en otras ocasiones sin que, finalmente, se cumpliera el compromiso.
El director general del Atlético, Miguel Ángel Gil Marín, ha precisado que los 11,6 millones de euros -los no abonados en 1992 por el 85,5% de las acciones- que su padre, Jesús Gil, tiene que entregar ahora al Atlético, de acuerdo con la condición impuesta por la Audiencia Nacional para poder ampliar el capital del club, se utilizarán para ponerse al día con los jugadores. En ese sentido, el nuevo presidente, Enrique Cerezo, resta toda importancia a las denuncias ante la AFE.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 2 de julio de 2003