Varias encuestas realizadas en los últimos días de junio reflejan una creciente desconfianza de los estadounidenses en las razones con las que George W. Bush justificó la guerra contra Irak. La empresa Gallup encabeza su propio sondeo con un titular revelador: "Cada vez menos estadounidenses creen que la guerra contra Irak mereció la pena".
Según los datos de esa encuesta, realizada el pasado fin de semana con un margen de error del 3%, el 42% de los estadounidenses no cree que la invasión de Irak "mereciese la pena". Sólo el 23% de la población pensaba así en la encuesta anterior, a los pocos días de la entrada estadounidense en Bagdad.
Quienes lamentan ahora que la guerra haya sucedido lo hacen en general por la falta de pruebas que demuestren los argumentos de Bush. La mayoría de esos encuestados cree que la guerra ha demostrado que no había armas en Irak, que la invasión no ha resuelto nada o que ha sido un derroche de vidas humanas.
Durante la guerra, el 84% de los estadounidenses mostraban confianza en que se encontrarían armas de destrucción masiva; ahora ese porcentaje se reduce al 53% de los encuestados. También se reduce del 65% al 55% el número de estadounidenses seguros de que su Gobierno será capaz de establecer una Administración democrática en Irak, y bajan del 86% al 56% quienes piensan que "las cosas van bien" en ese país.
Otra encuesta de la Universidad de Maryland revela que 7 de cada 10 estadounidenses creen que, en los meses previos a la guerra, Bush sugirió una implicación directa de Sadam Husein en los atentados del 11-S. Extrañamente, el 23% de los encuestados cree que las tropas estadounidenses ya han encontrado las armas de destrucción masiva en Irak, lo que, según los sociólogos, responde a la lectura de titulares de prensa sobre supuestos descubrimientos que días después son descritos como irrelevantes en páginas interiores.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 2 de julio de 2003