El 17 de febrero de 1999 ingresó mi madre en el hospital D. Peset Aleixandre de Valencia para una operación de prótesis de la rodilla izquierda. Dos días después entró en quirófano y se le operó, saliendo de reanimación sin estar despierta totalmente. Al perdurar en esta situación llamamos a la enfermera para decirle cómo estaba mi madre y nos dijo que era normal. Pero al poco vimos en ella gestos y cosas raras en la mirada y en sus actos, volvimos a llamar a la enfermera y llamó urgentemente al equipo de guardia para que le hicieran un TAC, y se nos informó que había sufrido una isquemia en el lado izquierdo con estado cerebral imposible de rehabilitar (o sea infarto cerebral).
A finales de marzo le dieron el alta y se nos dijo que teníamos dos opciones: Ingresarla en el hospital Dr. Moliner, o trasladarla a su domicilio. Lógicamente decidí llevármela a casa. El motivo de este escrito es para denunciar la situación en que se encuentran las personas que como mi madre se han quedado con una minusvalía del cien por cien (posiblemente a consecuencia de la operación) y la Consejería de Sanidad no se ha hecho cargo del problema. Al parecer no hay centros ni presupuesto para atender a estos enfermos a domicilio.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 3 de julio de 2003