El Comité Olímpico Internacional (COI) eligió ayer en su Sesión de Praga a la ciudad canadiense de Vancouver como sede de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2010. Fue por sólo tres votos, 56-53, en lucha con la surcoreana Pyeongchang, pero el máximo organismo olímpico confirmó la tendencia inalterable en sus decisiones históricas. No sólo cumplió a rajatabla sus preferencias, sino que allanó el camino para la futura elección de la sede de verano de 2012. En el suculento reparto rotatorio de sedes, Europa tendrá ahora mayores posibilidades ya que Norteamérica. Una ventaja para Madrid-que bastante deberá luchar contra sus rivales más cercanos, París y Londres, sobre todo-, frente a la gran aspirante norteamericana, y ya única, Nueva York. La canadiense Toronto, que esperaba el resultado invernal, anunció inmediatamente que no se presentará al haber ganado Vancouver.
El COI, en su decisión de ayer, se decantó rápidamente por la rotación de continentes. Los próximos Juegos de 2006 serán en Turín, con lo que descartó a la candidata europea, Salzburgo, pese a que Austria es la gran potencia del esquí mundial. En esta ocasión, además, la dureza del voto contra la aspirante europea no sólo fue por razones rotatorias, sino una señal inequívoca de dar más posibilidades a las candidatas de este continente para 2012.
Salzburgo cayó en la primera ronda de votaciones con sólo 16 sufragios, por 51 de la candidata asiática y 40 de la norteamericana. Parecía una sorpresa, pero frente al poder surcoreano ya innegable desde el éxito de los Juegos de Verano de 1988 en Seúl, quedaba la recta final. Y en la segunda votación Vancouver recogería los 16 votos europeos que, sin fijarse en las rotaciones continentales, habían quedado fieles a la repetición en los Alpes, otra garantía indudable, pero que deberán esperar, pues Pyeongchang ya es favorita para 2014.
El COI, pese a la campaña de su presidente, Jacques Rogge, contra el gigantismo, sigue apostando por lo grande y seguro, tanto en países como en ciudades. El hecho de que haya 120 kilómetros en Vancouver entre las instalaciones de hielo y nieve importó mucho menos a los miembros votantes ayer que la gran calidad global de una gran ciudad frente a la desconocida y mucho más pequeña Pyeongchang. La teoría de los Juegos casi familiares, en pequeños entornos, que apenas tuvieron su único ejemplo en la noruega Lillehammer, en 1994, y porque no había entonces muchas alternativas, ha vuelto a quedar claramente en entredicho.
Ello significa que las posibilidades futuras de Jaca, precisamente eliminada en el corte para estos Juegos, siguen siendo remotas. Al margen de que el deporte invernal español necesite subir imperiosamente de nivel, el cambio de estrategia que pasaría por vender una candidatura apoyada en una ciudad de mayor población, aragonesa o catalana, parece obligada. Porque los Pirineos sí pueden albergar unos Juegos, a diferencia de Granada, que sí tiene peso, pero a la que siempre se le recordará, por ejemplo, que debió aplazar unos Mundiales de esquí alpino por falta de nieve.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 3 de julio de 2003