Preguntaban, miraban, las agarraban y las pagaban. Los centenares de clientes que ayer asolaron la tienda oficial del Real Madrid, en el centro comercial La Esquina del Bernabéu, patentaron un nuevo rito de consumo, entre la ansiedad y la pasión, acorde al ritmo del nuevo cosmos futbolístico. Los más atentos se dirigían rápidamente al mostrador con las camisetas del astro británico, las apresaban como tesoro codiciado tanto tiempo, se aseguraban de que la talla era la correcta -no les importaba el precio, 78 euros cada una- y aceleradamente se colocaban en la cola para pagar cuanto antes. Los más despistados y los más nerviosos entraban y preguntaban: "¿Dónde están las camisetas de Beckham?". Recibían entonces una rápida instrucción de los encargados -sólo bastaba con observar dónde se concentraba el público- y no variaban un ápice el resto del ritual. Los empleados del establecimiento sólo tenían un cometido: entrar en el almacén y reponer las camisetas con el dorsal 23, constantemente saqueadas del expositor.
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"Antes de abrir, a las diez de la mañana, ya había mucha gente esperando", afirmó Susana, una de las dependientas. Sin embargo, hasta media hora después de la presentación del nuevo fichaje estelar de Florentino Pérez -como es preceptivo en el club-, los encargados no expusieron las camisetas, tanto la blanca de la equipación principal como la de color plateado de la de recambio. Entonces se produjo la avalancha: 200 camisetas vendidas en la primera hora, y cuatro más tarde, agotada la primera remesa. Luego llegaron más y corrieron la misma suerte. El goteo de gente fue incesante, aunque no se produjo la aglomeración del mediodía. A las 18 horas se agotaron todas las unidades de la equipación principal, si bien la tienda recibirá más en los próximos días. Y, por si alguno de los clientes que no alcanzaron tan deseado objeto, con el dorsal 23 de Michael Jordan a la espalda, podrá serigrafiarse la camiseta gratuitamente estos días.
"Ha sido increíble", manifestó Susana, "porque algunas personas se llevaban camisetas de cuatro en cuatro o de cinco en cinco. Venían abuelas para regalar camisetas a sus nietos, venían chavales para comprárselas y llevárselas puestas y venía gente de diversas nacionalidades, de todas las edades, hombres, mujeres, chicos y chicas". Susana apenas tenía tiempo para tomarse un descanso, para sentarse y hablar plácidamente con los muchos periodistas que a lo largo del día reclamaron su presencia para conocer algunos datos. "Lo siento, pero es que me tengo que ir, ya empieza a haber una cola demasiado larga", comentó mientras una de sus compañeras se enfrentaba, en soledad, desde su caja, a la nueva oleada de aficionados deseosos por comprar la camiseta.
Fuentes del club madridista se negaron a precisar la cifra total de camisetas vendidas ayer. "No vamos a decir nada porque parece que hemos fichado a Beckham para vender, y no es así", subrayó dicha fuente. Pero Beckham no ha jugado todavía ni un solo minuto con la camiseta del Madrid. Las primeras consecuencias de la contratación del inglés se apreciaron, cuando menos, en la recaudación de las tiendas oficiales del club blanco y en el ritmo de trabajo de sus empleadas.
Están acostumbrados. Uno de los encargados, con las manos siempre repletas de perchas, señaló: "El año pasado, con lo de Ronaldo, la situación fue muy parecida. No nos sorprende", musitaba poco antes de entrar en el almacén y aparecer cargado de camisetas. "Por estas fechas debemos saber que nos va a tocar una dura jornada de trabajo", destacó Susana, satisfecha a pesar de todo: "Este fichaje es un acierto no sólo en lo que se refiere al fútbol, sino también para todo lo que tenga que ver con el márketing. Sólo hace falta venir a la tienda para comprobarlo".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 3 de julio de 2003