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LA POSGUERRA DE IRAK

EE UU ofrece 25 millones por datos que permitan capturar a Sadam

Bush sugiere en tono desafiante que no hace falta desplegar más tropas en Irak

Sadam Husein se colocó ayer a la misma altura que Osama Bin Laden en el ranking terrorista de EE UU: las autoridades militares del Pentágono anunciaron una oferta de 25 millones de dólares de recompensa por una pista que permita la captura del ex presidente iraquí, la misma cantidad que se ofrece desde hace meses por cualquier información sobre el líder de Al Qaeda. Al mismo tiempo, Bush ha sugerido que no hacen falta más tropas en Irak y ha animado a los autores de los últimos ataques contra sus soldados: "Que vengan a por nosotros", dijo con tono envalentonado.

Para curarse en salud, el administrador estadounidense de Irak, Paul Bremer, anunció que los 25 millones de dólares de recompensa son a cambio de una pista que permita la captura de Sadam "o una información que confirme su fallecimiento". La oferta se completa con 15 millones por informaciones sobre el paradero o la suerte de cada uno de los dos hijos de Husein, Uday y Qusay. "No he olvidado a Sadam y a sus hijos. Pueden seguir o no seguir vivos. Pero, hasta que estemos seguros, sus nombres seguirán siendo una sombra de miedo que acecha a este país", señaló el administrador estadounidense.

Desde hace más de un año, el Departamento de Justicia ofrece otros 25 millones de dólares como recompensa por la captura de Osama Bin Laden, aunque esa cifra se completa con otros dos millones aportados por la Asociación de Transporte Aéreo de EE UU. Anoche, el presidente Bush designaba a seis prisioneros relacionados con el terrorismo de Al Qaeda para comparecer ante un tribunal militar, según informó el Pentágono sin revelar más datos.

En los últimos días, las confesiones de antiguos dirigentes del régimen de Sadam y la falta de resultados sobre el terreno han obligado a EE UU a reconocer su desconcierto sobre el destino del ex presidente y sus hijos. En los interrogatorios, el secretario personal de Sadam aseguró que tanto él como sus hijos sobrevivieron a la campaña militar. Los hijos, según su testimonio, cruzaron la frontera con Siria pero regresaron a Irak al ser expulsados por las autoridades de ese país. Nada permite avalar ni esta versión ni la teoría inicial de la Casa Blanca, convencida hasta hace algunas semanas de que los tres murieron en el bombardeo a un edificio en las afueras de Bagdad.

Mientras tanto, muchos políticos demócratas y alguno republicano no creen aún que el presidente empleara un lenguaje bravucón para referirse a los ataques constantes que sufren los soldados estadounidenses en Irak: "Bring 'em on", dijo Bush en una expresión que puede traducirse como "que vengan a por nosotros" o, más coloquialmente, "a ver si tienen narices". "Sigo sin creérmelo", dijo el senador demócrata Frank Lautenberg. Recordó que, cuando combatía como soldado en Europa durante la II Guerra Mundial, "nunca escuché a ningún mando militar, y mucho menos al comandante en jefe, invitar a los enemigos a que nos ataquen".

El congresista Dick Gephardt, uno de los aspirantes a la nominación presidencial demócrata, se quejó de haber escuchado ya "suficiente retórica de macho valentón" por parte de Bush. Otro demócrata, Howard Dean, criticó a Bush por mostrar "una tremenda insensibilidad ante el peligro al que se enfrentan las tropas". La expresión empleada por Bush, unida a una persistente sonrisa de medio lado, ha indignado a los políticos que no soportan los ramalazos de lenguaje de cowboy tejano, que comenzaron cuando pidió la captura de Bin Laden "vivo o muerto".

La expresión de Bush también permite deducir que la Casa Blanca no considera necesario el envío de más soldados a Irak: "Tenemos suficiente fuerza allí como para garantizar que la situación es segura", dijo el presidente. Ayer el máximo responsable de las tropas de EE UU sobre el terreno, el general Ricardo Sánchez, llegó a hablar incluso de una reducción de efectivos, informa la agencia France Presse desde Bagdad. "De aquí a 90 días, nos plantearemos si hay que reducir el número de soldados", señaló.

Mientras, los ataques contra soldados estadounidenses en Irak prosiguieron: diez militares resultaron heridos ayer. Uno de los más graves, que causó heridas a tres soldados cuando fue disparado con un lanzagranadas el vehículo en el que viajaban, tuvo lugar en el centro de la capital iraquí. En Kadhimiya, otro barrio de Bagdad, un soldado resultó herido y su presunto agresor, muerto. En Ramadi, una de las ciudades más conflictivas del país, 140 kilómetros al oeste de Bagdad, seis soldados resultaron heridos en un ataque con explosivos contra un convoy.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 4 de julio de 2003