El día 14 de junio, muchos ciudadanos de Sant Feliu de Llobregat tuvimos una alucinación un tanto insospechada. Sin comerlo ni beberlo, un pacto político de todos contra uno dejaba fuera de la alcaldía a Àngel Merino (ICV-EA). Había ganado las elecciones con 425 votos de diferencia y era valorado por parte de la ciudadanía de Sant Feliu de Llobregat.
La alucinación era cada vez mayor cuando en el mismo pacto aparecían siglas tan dispares como el PP y ERC, PSC-PSOE i CiU. No entendíamos nada. Ahora ya sabemos que no es una alucinación. Era triste comprobar que los ciudadanos y ciudadanas fuimos a votar el 25 de mayo, y el 14 de junio los partidos citados han ido más allá de la representación democrática y han puesto en duda el principio constitucional de la soberanía popular.
No hay que ser un investigador social para darse cuenta de que el sistema democrático de representación está en crisis. Casos como el de mi ciudad o el de la Comunidad de Madrid sólo sirven para que desconfiemos de la clase política. Es un eslabón más en la construcción de una sociedad de súbditos. Con la democracia no se juega.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 6 de julio de 2003