Navegar por tierra no es tarea fácil. Les debió de quedar bien claro a los que tuvieron que trasladar el casco de un barco pesquero, el Bou, de 6 metros de altura, 6,5 de manga y 24 de eslora, desde Cerdanyola a Barcelona. Entre ambas ciudades hay menos de 20 kilómetros, pero el trayecto duró unas 25 horas. Y es que el barco tuvo que pasar por las calles más céntricas de Sant Cugat y Barcelona, con el consiguiente revuelo. En la operación se cortaron ramas; se retiraron coches; se sacaron farolas, semáforos aéreos y señales de tráfico, e incluso se desmontaron cables de teléfono. Según la empresa de transportes, lo más fácil, pese a las curvas, fue la carretera de la Arrabassada; lo más complicado, Sant Cugat. Y es que cruzar el centro de esta ciudad con un casco de semejante envergadura (pesa 36 toneladas) es toda una odisea.
Y si no que se lo pregunten a los habitantes de Sant Cugat y Barcelona que se quedaron de piedra viendo pasar la comitiva. La encabezaba un coche que iba avisando de los peligros y obstáculos que tenían que ser eliminados; acompañando al camión que transportaba el casco del pesquero iban de cuatro a ocho agentes de la policía local, dependiendo del momento del trayecto. Y detrás, otros dos vehículos. La velocidad, la del paso.
La operación le ha costado un dineral al propietario. Miles de euros destinados a sacar el casco, a medio acabar, de unos astilleros de Cerdanyola para trasladarlo a los astilleros Catalunya de Barcelona porque los primeros no cumplían con las fechas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 9 de julio de 2003