La juventud de la agencia hace que aún no se haya dado ningún caso de matrimonio entre sus clientes. Pero sí hay uno que surgió de manera paralela. Marina, ucrania de 19 años, y Joan, un catalán de 42, se conocieron en la boda de Tamara y Eduardo en el mes de febrero y se casaron hace dos meses.
Marina asistió a la boda de Tamara porque trabajaba como secretaria y traductora en la agencia de Ucrania. Joan era amigo de Eduardo. Para ella, las ventajas de tener un marido español radican, especialmente, en "sentirse más valorada". Joan, por otro lado, comparte la opinión de Eduardo de que las ucranias son "más cariñosas" que las españolas y están "más pendientes de la pareja", pero asegura que fue el amor el que los unió, "algo que también podría haberse producido con una española", añade.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 10 de julio de 2003