El canciller alemán, Gerhard Schröder, confirmó ayer que no pasará las vacaciones de verano en Pesaro (Italia), como tenía previsto. Todo un bofetón al Gobierno italiano que llevaba dos días intentando remediar el daño causado por el subsecretario de Turismo, el liguista Stefano Stefani, que en un insensato artículo ridiculizó a los alemanes, que representan el 40% de los turistas que recibe Italia.
Ayer, la coalición de oposición de centro-izquierda, El Olivo, anunció que reclamará la dimisión de Stefani, como había hecho indirectamente el ministro alemán del Interior, Otto Schilly. Pero el jefe del Gobierno italiano, Silvio Berlusconi, no pareció tomar en consideración el tema. Cuando los periodistas le comunicaron la decisión de Schröder, Il Cavaliere, en visita a Positano, en la costa napolitana, se limitó a responder escuetamente: "Lo siento por él". El titular de Exteriores, Franco Frattini, dijo lamentar también la cancelación del viaje. "Pero no se trata de un problema político", comentó. Las autoridades de la provincia de Pesaro, en la costa adriática, anunciaron que reclamarán daños al Ejecutivo de Roma.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 10 de julio de 2003