El Gobierno de Estados Unidos respaldó la política de negociaciones tras bambalinas que Suráfrica sigue desde hace dos años para resolver la crisis económica y política que afecta a Zimbabue y obtuvo, a su vez, apoyo para que los países africanos aumenten su presencia militar para mantener la paz en la zona.
Hasta ayer, el Gobierno estadounidense había sido mucho más crítico con el régimen de Robert Mugabe, llamando incluso a que se realizaran nuevas elecciones en Zimbabue. La Unión Europea tildó de viciados los comicios que se realizaron en marzo de 2002. Pero en la lujosa residencia presidencial en Pretoria, Bush cambió ayer el tono de su discurso: "Compartimos los mismos objetivos. El presidente [Mbeki] es la persona más involucrada y él representa a un país poderoso en el vecindario y cree que está haciendo progresos", dijo.
El líder de la oposición en Zimbabue, Morgan Tsvangirai, lamentó en Harare el respaldo estadounidense a las tácticas del Gobierno surafricano, aduciendo que Bush había sido mal informado. "Declaraciones que afirman que mantenemos un diálogo [con el Gobierno] son evidentemente falsas y mal intencionadas", dijo, no sin antes agregar que de esa manera el Gobierno de Estados Unidos quedaba imposibilitado para mediar entre ambas partes.
El presidente surafricano, Thabo Mbeki, a su vez resaltó que son los africanos los llamados a resolver los conflictos en el continente y recordó que un destacamento africano partiría "lo antes posible" hacia Liberia. "Por supuesto, necesitaremos mucho apoyo logístico, pero estaremos allí", dijo.Bush seguirá hoy su gira en Botsuana y regresará a pasar la noche a Suráfrica. Mañana partirá para Uganda y el sábado visitará Nigeria, desde donde regresará a Estados Unidos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 10 de julio de 2003