No estamos cohesionados y somos por ello, al faltarnos la conciencia de pueblo unido y reivindicativo, una de las comunidades más pobres de España. Y esta desunión se observa, por ejemplo, en el fútbol y en nuestros aficionados, ámbito en el que se destapan las pasiones y los sentimientos. Veamos unas muestras
El Málaga da la UEFA a vascos y catalanes (Bilbao y Barcelona) venciendo al Sevilla, sin jugarse nada, corriendo los malaguistas como locos, con un jugador menos pero con odio, espoleado por su afición. Muchos andaluces celebraron la liga del Madrid desentendiéndose, el fin de semana siguiente, de nuestro Recreativo de Huelva en su final copera.
Los periodistas (o sus directores) fomentan la falta de identidad ya que estos últimos días, por ejemplo, la televisión pública de Andalucía, Canal Sur, ha abierto sus informativos con ¡lo que ocurre en la Asamblea de Madrid! Eso, por favor, si acaso, déjenlo para el final, primero quiero saber lo que ocurre en mi tierra.
Es evidente que nuestra falta de unión, nuestras peleas internas, véase Málaga-Sevilla entre otras muchas, redundan en una menor, casi inexistente, actitud reivindicativa del conjunto de Andalucía frente al Estado español.
Y debe hacernos meditar profunda y seriamente que entre las comunidades más ricas de España estén Cataluña y Euskadi. Reflexionemos, andaluces, no nos peleemos, como quieren algunos poderes fácticos y políticos que nos están manipulando, unamos nuestras fuerzas, reivindiquemos y progresemos. Por supuesto, sin violencia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 11 de julio de 2003