Las excavadoras avanzan sin parar. Comenzaron el pasado lunes con parte de los muros perimetrales y los túneles. Ayer, las máquinas entraron en el recinto de los cuarteles de Sant Andreu de Barcelona para derribar los edificios deshabitados. El Ayuntamiento ya había anunciado que tras las tareas de desratización y limpieza empezarían los derribos. Los ocupantes del recinto tachan estas acciones de "intimidatorias".
La reunión que la gerente del distrito de Sant Andreu, Glòria Figuerola, celebró ayer con una representación de la asamblea de los habitantes de los cuarteles para informarles de los pasos que se están siguiendo sirvió para que los ocupantes bajaran el tono de las críticas sobre la forma de actuar del Ayuntamiento. "Las grúas y la policía no son más que una medida intimidatoria y de presión, por lo menos podrían avisar", exclamaba ayer por la tarde uno de sus portavoces, Yerko Toro. "Aunque tengamos las máquinas picando 24 horas, la gente no se marchará, porque no tenemos adónde ir".
El aspecto del recinto ha cambiado mucho en los últimos días. Sobre todo en el lado norte de la avenida de Torras i Bages, donde, además de derribar parte de los muros exteriores y llevarse el grueso de la basura que se amontonaba, ayer el Ayuntamiento acabó con las enormes naves que ocupaban la parte central. Pero para la mayoría de los ocupantes estos cambios no son una buena señal, sino la muestra de que su estancia en los cuarteles tiene los días contados.
Durante esta semana, los habitantes del recinto están acudiendo al Juzgado de Primera Instancia para solicitar asistencia letrada gratuita y poder comparecer como parte demandada en la vista oral para el desalojo, prevista para el próximo día 21. Ayer eran más de 200 los que la habían solicitado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 11 de julio de 2003