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Crítica:CRÍTICAS

En el borde de la incompetencia

Esta cosa ridícula y peor que muerta, subnormal de electroencefalograma plano, situada su estafa en el borde resbaladizo de la nada y titulada Los ángeles de Charlie, es segunda parte de una primera que fue hilada a costurones y era parásita de una vieja serie de televisión, lo que convierte a los nuevos ángeles en parásitos de parásitos, en basura de la basura. La hollymemez quiere hacerse pasar por un entretenimiento realizado con un buen trabajo técnico, cuando en realidad está rematadamente mal hecho. Si algún aficionado al cine -y no a estos humillantes best-sellers de nada vestidos de cine- acude a verla, se merece descubrir que el equipo de alta tecnología californiana encargado de filmar este rosario de hollymemeces es en realidad una feria de incompetentes que no saben ni mantener (desliz que, para entendernos, equivale a escribir hombre si hache) el raccord (la misma posición) de parvulario de tres tomas encadenadas de un brazo de Drew Barrymore sobre un hombro de John Cleese. Y hay muchas otras gruesas faltas de ortografía en esta penosa simulación, que llenará salas y más salas con su baño de no-cine mal hecho, escandalosa y estrepitosamente situado bajo mínimos profesionales.

LOS ÁNGELES DE CHARLIE, AL LÍMITE

Dirección: McG.
Fotografía: John August.
Música: Edward Shermur.
Intérpretes: Cameron Díaz, Drew Barrymore, Lucy Liu, Demi Moore.
Género: aventuras.
Estados Unidos, 2003.
Duración: 105 minutos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 11 de julio de 2003