Liz Barry se sienta en una silla y habla con los viandantes de Nueva York. Hace un año llegó a la ciudad con 1.500 dólares y consiguió de amigos y conocidos un sitio para dormir. Desde entonces se dedica a dar conversación al transeúnte que pase y necesite hablar con alguien por unas monedas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 12 de julio de 2003