Al final de una jornada con un cruce de acusaciones sin precedentes entre la CIA y la Casa Blanca, el director de la agencia, George Tenet, asumió la responsabilidad por haber permitido que el último discurso sobre el estado de la Unión incluyera una acusación falsa contra Irak. Bush había insistido en que el error no fue intencionado y que el texto fue revisado por los servicios de inteligencia, pero la CIA había filtrado a los medios una versión distinta: que pidieron expresamente a la Casa Blanca que eliminara la acusación porque no tenía fundamento. Tenet asume la culpa para blindar políticamente a Bush.
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El comunicado oficial de la CIA facilitado esta madrugada pretende zanjar un asunto de tal calado que un político demócrata llegó a formular ayer la misma pregunta que se hizo a Richard Nixon durante el caso Watergate: "¿Qué sabía el presidente y cuándo lo sabía?". El 28 de enero, George W. Bush incluyó esta frase en su discurso sobre el estado de la Unión: "El Gobierno británico ha comprobado que recientemente Sadam Husein intentó comprar cantidades significativas de uranio en África [Níger]". Durante todo el día de ayer, la Casa Blanca y la CIA se culparon mutuamente por la responsabilidad de un error que empieza a rodar como una bola de nieve.
Dado que se culpa a Bush de incluir la acusación sabiendo que era falsa, la Casa Blanca se movilizó en una maniobra defensiva. Primero, la Consejera de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, que actúa de puente entre la CIA y el presidente, dijo en África, donde está de gira con Bush: "La CIA aprobó el discurso. La CIA aprobó completamente el discurso. Si nos hubieran dicho "no pongáis esto", lo habríamos quitado". Según Rice, se acordó la gramática correcta para la frase sobre la compraventa de uranio. "Y no quiero culpar a nadie", añadió en referencia al director de la CIA, George Tenet. Después, Bush en persona responsabilizó de lo ocurrido a los servicios de inteligencia: "Di un discurso a la nación que fue revisado y aprobado por los servicios de inteligencia".
Durante todo el día la CIA se encargó de filtrar otra versión a los medios de comunicación. El diario The Washington Post publicó una información (que citaba fuentes anónimas de la CIA) en la que contaba cómo los servicios de inteligencia de EE UU advirtieron a los británicos sobre la falsedad de la acusación mucho antes del discurso de Bush, en septiembre del año pasado. Sería ilusorio pensar que no transmitieron esas mismas dudas a la Casa Blanca en los meses posteriores. Y la CBS, que cita en este caso a un alto cargo del Gobierno, desveló que la Casa Blanca ignoró una petición expresa de los servicios de inteligencia para eliminar del discurso las acusaciones sobre la compra de uranio en África. Según esa información, la advertencia se formuló directamente al Consejo de Seguridad Nacional que dirige Rice.
Por la noche, quizá por presión directa de la Casa Blanca, el director de la CIA facilitó una nota de prensa con reconocimiento desmedido de culpabilidad: "La CIA aprobó el discurso del presidente antes de que lo pronunciara. Soy responsable por el proceso de aprobación en mi agencia. El presidente tenía todas las razones para pensar que el texto se ajustaba a la realidad", dice Tenet. Al mismo tiempo, recuerda "haber mostrado preocupación" por incluir una acusación poco sólida pero lamenta no "haberla parado".
La prudencia de Powell
Una semana después, el secretario de Estado, Colin Powell, no incluyó esa acusación en su comparecencia ante el Consejo de Seguridad de la ONU, a pesar de que esa presentación estaba, según algunos, plagada de exageraciones.
La Casa Blanca ha aceptado esta semana el error sobre la acusación; ahora intenta demostrar que el error no fue intencionado. La oposición demócrata trata de poner en marcha "una investigación completa y exhaustiva sobre lo ocurrido", anunció el senador Joe Lieberman. Los republicanos intentarán bloquearla con el argumento de que el error no es intencionado: "Es embarazoso, pero no más que muchos otros errores que se cometen en política internacional. Los servicios de inteligencia no son una ciencia exacta", dijo en el Capitolio el republicano Orrin Hatch, miembro del comité de inteligencia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 12 de julio de 2003