El cirujano estadounidense Benjamin Carson -que participó en la operación en la que el pasado martes murieron en Singapur las siamesas iraníes Ladan y Laleh Bijani, de 29 años, unidas por el cráneo- manifestó ayer que el equipo médico trató de convencerlas de que no se sometieran a la intervención. "Fue imposible disuadirlas, decían que vivir así era peor que la muerte". Carson confesó que nunca pensó que la cirugía pudiese tener éxito. "Si un minuto antes de entrar en el quirófano ellas hubiesen dicho: 'Hemos cambiado de opinión', todo el equipo se hubiese sentido extremadamente feliz", añadió Carson. Las hermanas fueron enterradas ayer en su pueblo, Lohrasb.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 13 de julio de 2003