Ahora que tenemos en Madrid un nuevo alcalde, también con él habrá nuevos proyectos.
Parece lógico que siendo el Ejército una de las pocas instituciones que todavía tienen en España un carácter nacional, sea en la capital del Estado donde se ubique el museo de su historia.
Así sucede en la mayor parte de las grandes capitales, como el Museo Imperial de la Guerra de Londres y Los Inválidos de París, por citar dos de los ejemplos más significativos.
Por otro lado, el Cuartel de Conde Duque, por su carácter militar, calidad arquitectónica, tamaño y situación, resultaría sin duda el lugar ideal para cumplir dicha función.
Si queremos hacer de Madrid la gran capital europea que todos deseamos, no sólo bastará con tener infraestructuras y un buen metro, sino con suplir otros aspectos de la ciudad igual de importantes, como son su modo de vida, su estética, su urbanismo, sus parques, y sobre todo su oferta cultural, destacando de ella la de carácter permanente, como son los monumentos y los museos.
Madrid tiene tres magníficos museos de artes plásticas: el Museo del Prado (la mayor pinacoteca del mundo), el Thyssen y el Reina Sofía. Pero hay otros muchos y de otras temáticas que están un tanto relegados, así como otros aspectos de la cultura que parecen ciertamente olvidados.
Llevarse el museo de la Historia Militar de España a Toledo supone un expolio para la oferta cultural de Madrid y un mal servicio a su capitalidad. Por otro lado, tampoco creo que sea muy acertada para el Ejército la decisión de llevar el escaparate de su historia fuera de la capital de España.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 14 de julio de 2003