José Antonio Pérez Gabarain (Tolosa, 1944), alcalde de Andoain entre 1979 y 1983 con Euskadiko Ezkerra y, ya con el PSE, de 1995 a 1999, ha recuperado el gobierno local que le arrebató Batasuna por apenas 63 votos el pasado mandato. Las urnas no le han dado mayoría y este socialista, que planea abandonar la política tras este cuatrienio, no descarta pactar con ningún partido después del verano.
Pregunta. ¿Qué supone para usted recuperar la alcaldía?
Respuesta. Nos sacaron una ventaja mínima [EH] por la tregua-trampa, porque se aprovecharon y engañaron a la gente. Pero estar cuatro años en la oposición también suele ser bueno, y a nosotros nos queda la satisfacción de que hemos visto materializarse muchas de las cosas que impulsamos antes: mil viviendas, la planificación para construir el centro cultural Bastero, diseñado por Peña Ganchegui...
"Yo no he pactado nada con el PP; símplemente he recibido sus votos"
P. Es decir, que la gestión de Batasuna no ha sido tan distinta de la que hubiese hecho el PSE.
R. Los temas importantes los hemos ido sacando adelante porque tampoco teníamos grandes diferencias programáticas con PNV-EA y Batasuna. Lo que no han hecho ha sido redactar las normas subsidiarias para diseñar el futuro de Andoain. En eso estamos nosotros ahora, porque yo ya tenía perfiladas en la legislatura anterior posibles operaciones de suelo industrial y viviendas.
P. ¿Cómo se ha encontrado el Ayuntamiento?
R. Me he encontrado con que ya no tengo algunas partidas, con que Batasuna se las ha comido hacia su gente, que las ha dedicado hacia temas como Udalbiltza, la soberanía o asuntos culturales extramunicipales.
P. ¿Piensa encargar una auditoria de su gestión?
R. No, porque en los temas importantes no hay ninguna irregularidad.
P. ¿Cuál es la principal asignatura pendiente de Andoain?
R. Conseguir un clima de convivencia y tolerancia, que se quebró con los asesinatos, primero, de José Luis López de Lacalle y, después, de Joseba Pagazaurtundua. Los temas de urbanismo, empleo y cultura vendrán por sí sólos. En dos o tres años este pueblo va a tener de todo para vivir bien. Lo que tenemos que hacer es recuperar la libertad que nos han ido quitando.
P. ¿Cómo se logra?
R. Es hora de tender puentes, de dialogar. No vale con que el lehendakari esté repitiendo todo el día la palabra diálogo: que sea el primero que se ponga a hablar. Creo que está cantando y silbando al cielo. Si no tendemos puentes y comenzamos a converger, a unificar criterios, no llegaremos a ninguna parte en este país. Y claro, por una parte, que él siga insistiendo con su plan y por la otra vengan con la ilegalización de Batasuna y otras actuaciones -aunque creo que son legales-... Y nosotros estamos ahí en medio, tratando de tender esos puentes, pero es difícil.
P. ¿Por qué?
R. Viven muy bien en la confrontación porque tienen votos. Aunque en Guipúzcoa les hemos dado un palo, consiguiendo ocho alcaldías y el 60% de la población. Les tiene que dar que pensar.
P. En todo caso, sus relaciones con el nacionalismo no atraviesan su mejor momento.
R. No, no son buenas. Nosotros somos demócratas y lo que no podemos aceptar es que nos estén matando y que ellos miren a otro sitio. No puede ser.
P. En la investidura recibió el apoyo del PP. ¿Piensa en gobernar con ellos?
R. Ha habido gente del PNV que ha dicho que tenemos un pacto de hierro, y yo les puedo decir que ni de hierro, ni de mantequilla. Yo no he pactado nada con el PP; símplemente he recibido sus votos legal y democráticamente.
P. ¿Pero contempla o no una alianza con los populares?
R. En principio, vamos a componer nosotros las comisiones para llevar adelante nuestro programa. Pero dentro de unos meses, después del verano, estoy abierto a hablar con cualquiera, tanto con los nacionalistas como con el PP o como con IU.
P. ¿Qué opina de la polémica creada en torno a los alcaldes socialistas navarros?
R. Mis líderes siempre me han dejado autonomía plena y creo que, precisamente, la pluralidad es una de las riquezas del partido socialista. A los de Navarra los respeto, porque no sé ni cómo ni por qué lo han hecho. Cada pueblo tiene unas condiciones distintas que pueden justificar unas alianzas u otras.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 14 de julio de 2003