Brian Sutton, de 40 años, no se lo creía. Cuando Glenn Tasker, director ejecutivo de la Federación Australiana de Natación, le amenazó con represalias si no se incorporaba a la concentración de la selección en Alemania en la fecha prevista, nunca creyó que la cosa iría tan lejos. Debía llegar el martes, día 8, a Sindelfingen. Pero lo hizo el miércoles. Y ayer se hizo público que había sido destituido de su cargo de entrenador principal del potente equipo masculino australiano. "Avisamos a Sutton", explicó Tasker. "Le apremiamos para que llegara el martes. No lo hizo. Sabía a lo que se exponía. La disciplina es fundamental y la ha transgredido. No haremos excepciones".
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Para Sutton la sanción resultó inexplicable porque si había permanecido un día más en Australia fue, fundamentalmente, porque la nadadora Elka Graham, una de sus estrellas que a partir del lunes competirá en el Mundial de Barcelona, se lo había pedido. "Me condenan porque hice lo que debía", exclamó el ya destituido seleccionador. "No había razones personales en mi retraso. Graham no quería viajar sola a Alemania y decidí acompañarla".
La nadadora tenía sus razones. Graham había sido hospitalizada durante ocho días el mes pasado cuando sufrió un desplome tras un entrenamiento. Le diagnosticaron una cardiopatía que podía poner incluso en peligro su vida si competía en el Mundial de Barcelona. Su participación se daba por descartada. Pero un segundo diagnóstico de médicos ajenos a la federación le abrió la esperanza. El pasado martes, le comunicaron que no existía ningún problema para que pudiera integrarse en la selección. Y le pidió a su entrenador que retrasara su vuelo.
Sutton fue separado de la expedición de forma fulminante. Hasta el punto de que tuvo que reunirse con sus nadadores en la zona trasera del hotel de concentración y debió comunicarse con ellos por teléfono la mayoría de las veces. No se le concedió ni siquiera la credencial a que tiene derecho cualquier técnico que entrene a un nadador del equipo. Vio las duras pruebas que le realizaron a Graham y fue controlando sus tiempos desde la grada de la piscina. Y después regresó a Australia.
"Estoy destrozada", confesó Graham. "Es algo que está fuera de mi control. No creo que sea una decisión acertada. Brian y yo hemos recorrido un largo trecho juntos. Lamento lo ocurrido y le estoy agradecida porque es la mejor persona que conozco".
El problema que subyace en el fondo de la cuestión es que Sutton es, además de seleccionador masculino, entrenador personal de Elka Graham, Bred Hawke y Kirsten Thompson. Ésa es, básicamente, la cuestión que debatieron los responsables de la federación antes de tomar una decisión tan drástica. "Sutton sigue siendo empleado de esta casa y su problema será discutido cuando el Mundial haya finalizado", concluyó John Devitt, presidente de la federación australiana.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 15 de julio de 2003