La elección de Joan Laporta como presidente del Barça es motivo de alegría y de esperanza. La esperanza que hemos depositado tantos socios viene dada por el hecho de que su candidatura era la única que reflejaba el empeño de renovación que le hace falta al Barça. Renovación de la junta directiva, de la política de fichajes y de todos los estamentos del club. En este sentido tengo que recordar la figura del Síndico del Socio, auténtico vínculo entre la masa social y la directiva, a la que hay que otorgar más relieve atendiendo que el nuestro es un club con más de 100.000 socios
El Síndico del Socio tiene que superar el papel decorativo que ha tenido hasta ahora para pasar a ser una institución al servicio de los socios que defienda sus derechos. No ha de limitarse a recoger las quejas, sino que debe intentar anticiparse a las necesidades e inquietudes del socio.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 16 de julio de 2003