Volkswagen, primer fabricante europeo de coches, se vuelca en China, país que está dando oxígeno al crecimiento de los grandes grupos automovilísticos. El consorcio alemán anunció ayer que prevé desembolsar en los próximos cinco años 6.000 millones de euros en Shanghai y Changchun, donde cuenta con dos plantas y donde se levantarán dos nuevos centros. El objetivo del grupo es doblar su capacidad de producción en el país hasta alcanzar los 1,6 millones de unidades anuales.
Este plan de inversiones respalda una apuesta declarada de Volkswagen por el mercado que más creció el año pasado en todo el mundo (39%) y el único que supuso un tirón espectacular en las ventas del consorcio alemán en 2002: un 42,8%, cuando sus ingresos totales bajaron un 1,8%.
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La inversión, que incluye los 2.900 millones previstos para este año, la anunció ayer el presidente de VW, Bernd Pischetsrieder, en Changchun, donde ha arrancado la producción en serie del Golf.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 16 de julio de 2003